domingo, 17 de julio de 2011

Esto es lo que creo que pensabas aquel día: El día en que la lluvia limpio nuestras almas ...


Mentira...

Esa fue la última palabra que me había dedicado, y fue como un martillo que destrozó mi alma. Sentí el frágil cristal caer lentamente por mi pecho e invadir mi estómago con un nudo doloroso.

No! lágrimas no quiero...

Podré creer en él?...

Quiero, pero él ...

Aún así, acepté una bolsa mágica de felicidad, con 10 deseos hermosos; sueños dulces y acaramelados, que dejó ese personaje sobre la mesa.

Él era un caso aparte.
Era increíble como podía transformar mi ánimo con tan sólo una palabra o mirada, pero no sabía, no quiero pensar en ello todavía...
Era muy poco tiempo y mi situación es difícil, pero quiero que esté conmigo; me duele su indiferencia y su distancia, como a veces evita mis ojos, estos ojos que dice le encantan y fascinan.

Recuerdo que tengo algo que contarle, una historia; aquel pasillo oscuro y tenebroso formado por árboles viejos y retorcidos. Serían perfectos para sus historias.

Debo volver a pensar en lo mío.
Me es difícil, porque necesito aclararme, necesito pensar bien.

¿Mente o corazón?

Las palabras que este niño me dijo aún resuenan en mi cabeza:

"Mi razón dice que no, pero mi corazón dice que si..."

Fue una situación muy incómoda, realmente no quería estar ahí, y ver su cara de angustia. Parecía muy sincero en todo lo que predicó ese día, pero sé que su corazón le engaña, como hoy, el mío hace lo mismo por mi.

Necesito aire...
Respirar con calma y estar sola.
Nada apresurado, sólo vivir mi vida.
Se acerca mi cumpleaños y quiero estar bien para celebrarlo.

Quiero que ese día tan especial... esté... él?

o él?...

o nadie?

No lo sé.

Necesito aspirar tabaco y despejarme.
Camino lento por el pasillo de la oficina, pero sin antes mirar el vidrio que me separa del sujeto aquel.
Es extraño, me siento distinta estando con él; como... yo misma.
Necesito un abrazo, pero no puedo mostrarme débil en mi trabajo. Cualquier descuido puede significar problemas o desorden.
Debo mantenerme calmada...

El cielo...
hace tiempo solía mirarlo y deleitarme con sus matices, sus formas e inmensidad.Me hipnotizaba e inspiraba.
Donde habrá quedado aquello?
Cuándo me volví una esclava de la rutina?
Quiero escribir...El cuaderno... nuestro cuaderno; quizás si se lo pido, o mejor no.

Por qué soy tan indecisa?

Exhalo el último álito de humo; calmada.
Camino dentro.
Hace frío y comienza a llover suave; una lluvia delicada y elegante, que moja mis mejillas.
El cielo está triste; me acompaña esto días...

Un mensaje del sujeto... a ver.
Me hizo sentir mal con sus últimas palabras.
Me hizo sentir como una imbécil, a quien todos le ven la cara.
No fue su intención, lo tengo claro; pero no puedo evitar cuestionarlo.
Quiero creer en él, pero me es difíci ahora...

Una invitación a una aventura?

Él sabe como encontrarme, sabe lo que me gusta y que no, es extraño todo esto...

Cuando despierto y siento mi brazo entre los suyos, noto que estamos mojados por la lluvia.Me estoy riendo... y mi tristeza?

Increíble lo que puede lograr este sujeto en mi.
Ni siquiera noto cuando olvido todo y sólo está él frente a mi.
Su voz, sus ojos, sus palabras, su mano...
Pero somos amigos, muy buenos amigos, cierto?

...
no?...


Calma!

El bus siempre es una instancia de cercanía, de historias y bromas.
Pero esta vez él me dedica un teatro, hecho con sus manos.

No puedo evitar estar feliz de tenerlo a mi lado hoy.

Luego, en la ventana del bus, donde los cristales empañados nos alejan de la fría realidad, él levanta su dedo y comienza a dibujar.
Me regala un cachorro, una ardilla, una máscara con plumas de pavo real, un sueño y una caricia en mi pulgar.

Me dejo llevar por la situación y dibujo unos pequeños pies, ríe de mis dibujos mal hechos.
Alza la mano y forma una pata de oso.
Lo imito y me asiente con la cabeza.
Logro sacarle una sonrisa, que produce una en mi al instante.

Le digo o no?

"El domingo ... "
Pero me arrepiento, completo lentamente la frase.

Su respuesta es sí.

Ni siquiera lo pensó, como esperando mi invitación.
De verdad conocerá bien mi mente? Lo dudo, pero se acerca...

La última curva y el ambiente cambia.
Parece que esos últimos segundos se hacen minutos...
Quiero tirarme en mi cama y dormir, no pensar más en todo esto, y descansar. Ir a un mundo paralelo en mis sueños y tejer una historia fantástica para poder contársela a él...

Otra vez él? ...

Una fría despedida concluye la velada.

Me hace feliz,
no lo niego.

Lo quiero?...
tendría que pensarlo.

Pero algo es seguro, estando él conmigo,

me siento bien,
me siento en paz,
me hace ...

FELIZ!

martes, 7 de junio de 2011

Error [Extracto de "Tras los pasos de mi manada", Jp]


""...Siempre pensado en los demás, adicto a ayudar?, quizás, pero hay un transfondo en todo. No se busca el reconocimiento, sólo el autocrecimiento, nada más, los aplausos y las lágrimas son anexas, símbolos de triunfo... Qué más da el esforzarse en causa pérdida?, alguien tiene que hacerlo, y siempre lo habrá. Por más que repita nuestra misión, el objetivo está claro, y se repite en todo. Hagas lo que hagas no podrás escapar nunca de tu realidad, asúmela y cúmplela. Que tu decisión pese el doble del resto, y has tu palabra imponente, tu idea formidable y tu sueño posible... Asi será, porque estamos aquí. Nadie lo quiso, nadie lo querrá, pero se darán cuenta el error que cometieron al respirar tu aire y cortar tus alas.
El día que cuentes tus pasos, y notes que la gente retrocede, tu empezarás a vivir. Comenzarás a sentir el dolor, conocerlo, aceptarlo, y simplemente transformarlo en tu arte.
Sanarás de toda herida, toda cicatriz que haya dejado el olvido, toda hemorragia que dejó el filo del silencio, toda marca sobre tu piel, tus manos.
Tomarás tu alma entre los dedos, mirarás la noche, inmensa, te perderás en su quietud, perderás los sentidos, te combinarás con ella, una a una, desaparecerán...

Inhala!, lo sientes?, sientes ese calor en tu pecho?, lo reconoces, no?, Obviamente no lo recordarás, porque nunca lo sentiste antes, nunca lo viviste ni viste morir, es algo nuevo, maravilloso, fuera del alcance del mundo. Algo que no enseñan los libros que afanoso lees, si lo buscas en la red tampoco estará. No tiene definición ni forma, sólo tacto.
Tómalo, asimílalo, sientete miserable de haber vivido toda una vida sin él, y cuéntame todo lo que ves.
Levántate y déjate vencer por su esencia, deja poseerte por él, es inútil resistirte, ya es parte de ti, lo descubriste y ahora te domina. Despertaste lo que muchos buscaron toda su fatídica vida, mundanos, nunca lograron verlo, buscaron en todos lados, siendo que en ellos mismos se encontraba, en su interior, dormido; La bestia que doma a todas las otras, el aroma que opaca al resto, la fuerza que vuelve nulas las demás, la imagen que ciega las otras, el sonido que enmudece todo; Es tuyo ahora...
No sabes que hacer con él?... Pues, claro, nadie más lo ha tenido antes, es lógico. Es tu tarea hacerlo, es tu objetivo fundirte con él y vivirlo, sólo tu puedes, yo soy una marioneta, una herramienta en tu camino, un aliento cuando desfalleces, nada más, es más!, desde ahora seré obstáculo, una molestia, mi vida es reciclable comparado con lo que encontraste, es definitivo.
Tomarás mis manos, y sentirás el frío de mi alma, de mi corazón, mis palabras se hacen humo al salir de mi boca, y todo pensamiento es enviado al vacío. Ya no soy nada para ti, aunque no quieras aceptarlo.

Eres único, todos lo saben, pero nadie lo afirma, nadie confia en ti, ni derramarían su sangre por insignificante ser que eres. Nadie. Valió la pena la adicción a ayudar?, Contaste bien tus pasos?
Ya no tienes vuelta atrás, eres absoluto, tu voluntad fuego y tus palabras hierro.
Todo lo que continúa a este punto, es lo que buscaste?
Al tratar de lograr tu objetivo, fallaste en tu misión, perdiste tu brújula y ahora, errante en tu poder, lamentas haber nacido sin gracias, sin amor, lamentas haber buscado la verdad.
No llores, ya es tarde. Ya amanace, y todo lo entregaste a la noche, estas vacío; un recipiente usado, ya no vales nada para ti mismo. Es tuyo todo, pero no tienes nada, el alma se escurrió entre tus dedos, tu aliento olvidó volver, estás solo como cuando todo comenzó.
No lo hagas, es inútil, todo arrepentimiento es en vano, marcaste a fuego a los que te rodean, Te hiciste notar, te ganaste el odio de muchos, la indiferencia de unos pocos, y el amor de nadie.
Entiende, que nadie comprende!, Escucha, que nadie te oye! Calla, que nadie guarda luto! Respira, que nadie ha vivido!
Crees saber la verdad, pues, ni la verdad es absoluta, es ambigua, reflejo de quien la creó. Nunca la hallarás, lo que dormía en ti, eras tú... nada más, sólo eso. Tu verdadero, tu identidad, tus palabras y tus ideas, tus sueños y caídas, tú, tu esencia, tu día y tu noche, tu silencio y heridas.
No había nada más, pero debiste esperar que todos retrocedieran para conocerte, por qué?
No lo sé, él lo quizo así, él también murió para nacer, también callo para hablar, y también odio para amar. Van de la mano!, indisolubles, ni tu podrías separalos, ya que, no eres nadie...
Ahora me escuchas, ahora que caiste en oscuridad, sólo mi voz te guía, te veías poderoso e imponente, y ahora, asustado en un rincón de tu conciencia, haces caso omiso de mis palabras.
Calla!, deja de lamentar, cierra tu boca, cierra tu pecho, guarda tu corazón, entiérralo!
Si no sabes usarlo, mejor destrúyelo, si dudas de él, y no lo escuchas, abandónalo. Sólo es una carga en tu vida, una pared que te separara del goce, de tu satisfacción...
Escucha el animal que llevas dentro, no pienses dos veces, pierde tu humanidad!, deséchala, guardala en tu cajón y tirá la llave al mar. Sigue tu instinto, deja que el egoísmo posea cada célula de tu cuerpo; disfruta esa sensación, destruye lo que odias, protege lo que amas, sólo preocupate de lo importante...
Cuando estés satisfecho, mírate, mira tus manos manchadas, me dirás que te arrepientes?
Nunca antes sentiste la libertad de elegir, mataste la voluntad y tus mandamientos, sólo tu vista cegada de rojo y negro logró hacerte sentir así, inmune a todo, inmune al resto, inmortal...
Capaz de todo, pero no eres así tampoco.
Es una ilusión, un escape de tu ira contenida y almacenada en tu retina, un juego, sabes que no eres capaz de renunciar a tu humanidad, eso te hace único?
Vives en manadas dispersas, matas, te ocultas, cada cual lucha por sobrevivir, es eso humano?
Un perro es mas noble y sincero, porque sigue su instinto, por más que trates de domesticarlo, siempre será animal, como tú o yo, no puedes negarlo... Se retuerce dentro de ti, y te muerdes la lengua cada vez que quieres suprimirlo. Lames tus heridas, con las orejas abajo, dominado por el Alfa.
Sucio animal despierta!
Acéptalo y vete, no hay nada más que hacer...
Serás lo que en un comienzo fuiste, y lograrás ser lo que nunca quisiste, porque así es todo,
Tú, tu alma, tu esencia, tu boca y tus manos; soñabas con que no llegaría este día, pero él velaba tus sueños, haciendo que llegaras inexperto a este punto, que dudarás, que no lo lograras, que perdieras tu sentido, que murieras por dentro, que caminaras descalzo sobre el hielo, sintiendo la culpa y el dolor en cada fibra de tu ser...
Ayudarás ahora?
Volverás a contar asientos vacíos, inventado situaciones donde serás el héroe?
Crees tu vida perfecta, o quizás piensas que algún dia todo lo será, pero no; eso no pasará, porque en el fondo no lo deseas, y como tus deseos son órdenes, ahógate en tu llanto, y vive lo que él dispuso para ti, no eres más que un peón en su juego, una ficha de sacrificio, uno más para que logré su victoria; te usó, y tú se lo permites, porque tu duda, lo hace invencible, pero no te culpo, después de todo, eres un humano, y errar también lo es, no?...""

Encuentro [Extracto de "Tras los pasos de mi manada", Jp]


"...Aquel día la encontraste, sentada al borde de su oscuridad, la miraste y sonreíste... fue cuando ella también lo hizo. Fue la primera de muchas, pero fue la más sincera y desinteresada, porque no te conocía, no sabía nada de ti, ni tu de ella, sólo sabías que dentro de ella había algo... algo que deseaba quererte, tomarte y hacerte soñar. No te equivocaste, pero dudaste muchas veces del verdadero sentido de esto.

¿Qué buscabas?, tu vida era perfecta, no debías mancharla con sangre inocente, con lágrimas ajenas, lejanas a tus propios problemas. Estabas decicido a entrar a un mundo nuevo, a su desesperación, a buscar la celda donde gritaba su alma, dispuesto a liberarla, y ver que sucedía. Ansioso... ¡esa es la palabra!, estabas deseoso de saber que pasaría, que tan lejos podías llegar, un desafío para tu alma y tus manos, donde cada palabra que escupieras tendría su valor, su respuesta y su reación. La usaste para conocerte, para medir tu capacidad de amar. ¡Eso pensaste cuando la viste ahí, acurrucada entre sus brazos, a la espera de su esperanza, de su ilusión, de aquel tipo que prometió un cielo rojo, lleno de rosas y caricias, de aquel tipo que según dijo una vez "Nunca antes había conocido"!.

Te aprovechaste de su vacío, querías llenarlo y huir, esperabas algo fácil, tu buena acción para ganarte un pedazo de tierra al morir, querías un reconocimiento, que muchos dijeran "bien hecho", pero no, no calculaste en tu algoritmo inépto cuánto pesaba su alma, cuales eran sus intenciones, ¿buscaba sanación, redención?, o tal vez, ella en verdad era una prueba, pero con corazón, uno fuerte, que trataba de no ahogarse en sus latidos, si no que quería bailar al compás de otro, un par, un corazón dispar, único como él.
Quisiste hacer oídos sordos, necios a su sonido, a su palpitar, que poco a poco invadió tu pecho, tu cabeza, sólo pensabas en ella, en su vivir, en su despertar, en su pestañear, al punto donde ella respiraba y tu exhalabas su aire, absorto de sueños lejanos, sofocados de amor, pero distantes, cada uno buscando su objetivo, en guerras personales, totalmente absurdas, movidas por el egoísmo, el bienestar y el recibir más, más, hasta no necesitar al otro.
Un corazón dentro de dos cuerpos, pero dos razones desequilibradas luchando por dominar al otro, haciéndo el amor venenoso, tedioso, amorfo, perdiendo las manos, escuchando con los pies, y hablando sólo con los ojos. Mataron el lenguaje inventado por ustedes, borraron todo rastro de escritos, de jeroglíficos impresos en sus viajes, en sus cercanos, borraron toda huella de humanidad, de fraternidad, pero aún así... deseaste lo mejor para ella, a sabiendas de que todo terminaría en picada.
Ella, con su disfraz de villana, diciéndote que todo habia cambiado, que lo que los unió, aquel agujero, ya había sido sellado, y ahora era una pared que lo separaba, que ahora debías amar el nombre de otra persona, porque ya no había cabida en su pecho para tus palabras, sus oídos estaban arrebatados de promesas, y sus manos estaban manchadas con tus lágrimas.
Se habían invertido los papeles, o fué así de un comienzo, tu eras el malo disfrazado de oveja, y ella realmente era buena, querías pervertirla a tu antojo, que siguiera tu camino, pero se dió cuenta, y frenó tu ímpetu totalitario de ideas, calló tus pasos, levantó el tapón del recipiente que acumulaba tu hedonismo, y se vació, con un remolino toda tu fortaleza, tu decisión, tu sol y tu corazón.
Lo arrancó de tu pecho, lo besó, lo tiró al piso, y pateó, porque no era aquel que la había enamorado, aquel corazón que le cantaba sus noches, era diferente, era duro, conformista, y estaba satisfecho de cumplir su misión, ¿Qué misión?, pues, la que te planteaste y asumiste cuando la viste, cuando su alma lloraba lágrimas de cristal, esa misión, la habías olvidado, pero tu razón no. Quisiste engañarla, pero es más fuerte, tu instinto fue vencido, no la amaste, la sanaste, no fuiste amado, sólo recompensado.
Pero ahora, estando ella sana, no le sirves, no cumples las espectativas, ella necesita un razón para vivir, no un corazón que sanar... ¿Te diste cuenta?, ahora eres tú, ella tiene tu mirada, ella no tomó tu decisión: decidió avanzar, ser feliz, no estancarse en su adicción a ayudar.
Ves tus ojos en ellas, usa tus palabras, y sientes el dolor punzante en tu alma, que como agujas se clavan una a una por cada día que entregaste a ella. La llamas cuervo,y te arranca los ojos; la llamas lagartija, pero se robó tu sol; la llamas bestia, pero no lo es, ese eres tú. Tú y tu percepción errónea de su vida, ni siquiera la tuya, querías la de ella, tener dos, querias proyectarte, que quedara como testimonio de tu "hazaña caritativa", de tu entrega, pero ¿sabes?, ella notó tu error, renunció a su humanidad, y te golpeó tu orgullo, estúpido, bajaste la guardia, cuando creíste que sería fiel a ti, planeaba su contra-ataque, esperando, ansiando decirlo, escupirlo en tu cara, como tu escupiste la suya. Tomar tu alma, pesarla junta a la de ella, y al fin, comprobrarte, que tu fórmula era correcta, pero no absoluta...

El adiós se tatúo en tu frente, después de cerrar su puerta, y fuiste incapaz de volver a hablarle, a ser parte de su vida; renunciaste a tu corazón. Querías uno nuevo, el que tenías ya expiró, llegó a su límite.
Estabas asqueado de tanto amor, y creaste un anticuerpo para él, pero pasando los días, notaste que querías el corazón de ella, aquel que moldeaste con tus manos, que sacaste el polvo e hiciste propio algún día. No querías otro, necesitabas ese. Era tuyo, te lo mereces, hay sangre y lágrimas tuyas en él.

La amaste, le agradeciste, pero ella te ignoró, calló tus palabras con olvido, avanzó una página en su vida, y te selló en la portada de su historia, sólo el prólogo de su vida, de su amor.
Todo lo que le enseñaste, ahora era de otro, uno que encontró su corazón reparado y lo amó sin miramientos, sólo con la convicción de ser felices, y ella, pensó en ti, y acepto, dió un paso con él, y fundió su corazón con el otro.
Lo perdiste, tu obra maestra...¿Si me causa risa?, claro, eres patético, te robaron, fuiste emboscado por un extraño.
Tus lágrimas engendran promesas para otro, tu sangre induce caricias en una mano extranjera a tu mundo, tu corazón se une poco a poco a su nuevo dueño, perdiendo todo recuerdo de ti, matándote, alimentado tu total olvido, quedarás enterrado bajo kilos de escombros, tus propios escombros...

Y pasa el tiempo, tu refugio se levanta poco a poco, y tu caparazón se endurece luna tras luna, aniquilando todo lo relacionado a ella, lento, el tiempo sana tu herida, pero nada llena el espacio que dejó la partida de tu corazón, nada es normal para tí, todo tiene gusto a venganza, a ira, impotencia, todo, hasta el mínimo gesto de tu boca, es movido por el odio hacia él, el que profanó tu santuario, violó el tabú, y hoy te encara, como trofeo de guerra, tu corazón en su pecho. Maldito, ¡oportunista desgraciado!
Extrañas las promesas, extrañas las melodías de sus besos, ya casi no recuerdas su latido, su rostro, pero tu rencor te mueve, sólo basta una señal, para provocar tu transformación.
Realmente decidiste abandonar tu humanidad cuando la tengas en frente, es tu arma secreta. Ella estará sola y tu podrás arrebatarle lo que creaste para ella, no importa las consecuencias, tienes cien años de perdón por tu acto, ojo por ojo, corazón por corazón...

Se decidió el día, el lugar es elegido milimétricamente, especialmente para crear confianza, una cortina de humo, la necesitas, será una operación delicada, pero sólo tienes tus manos, no existen herramientas ni ayudantes. Sólo tú y ella.
La ves acercándose, se sienta a tu lado, esconde el rostro. Estás listo para saltar contra ella, apretar su cuello, asfixiarla en nostalgia y robarle. Pero toma tus manos, y el sólo tacto de su piel en la tuya, deja tu mente en blanco, haciéndote olvidar todo, haciéndote sólo hacer una cosa: mirarla a sus ojos, aquellos ojos que te enamoraron, que te hicieron dudar la primera vez. Aquellos ojos que ahora se notaban tristes, apagados, ¿Dónde había ido el fuego?, cenizas en sus pómulos, caen cenizas de sus ojos...
¡Ahora!, abandona tu humanidad, despierta el lobo que duerme dentro de tí, destrózala, lo merece, por dejarte abandonado en la estepa, donde vagaste años en busca de respuesta, cúlpala de tu agonía, de tus lamentos, de tus aullidos. Está al alcance de tus garras. Lentamente las sacas, y acercas tus manos a su pecho; escuchas suavemente su corazón, ¡tu corazón!, y mientras te acercas, aprovechando que sus ojos se pierden lentamente en los tuyos, notas que la melodía es difusa, extraña, en escala menor, melancólica, pero con matices de felicidad, de dicha, de...
¡Lo descubriste!, no hay un corazón, si no dos, dentro de su cuerpo, pero hay más... dos almas, ¿Estás desconcertado?
Claro, era algo que nunca esperaste...
Ella suavemente pone su rostro en tu hombro y pide perdón.
Te paralizas, congelado en conmoción, escondes tus manos y sueltas las suyas, ¿Es posible, es posible, es posible, es posible...?
Tu corazón ha dado luz a otro, uno inocente, sin culpa de todo, ajeno a tu historia. Un corazón puro que sólo espera el momento de amar a otro, de amar el tuyo, de amar el que te robaron...
Una lágrima cae por tu cara, pero las palabras están atascadas en tu garganta. Tus ojos reflejan felicidad, pero tu fría piel odio. Sientes mil emociones combinadas, un dulce sabor en la boca, pero metálico en tu estómago.
Se te oscurece la mirada, pierdes de vista tu venganza, como un túnel oscuro, un laberinto, atrapado en tus instintos... quieres matarla, amarla, quieres explicaciones, reacciones, quieres besarla, quieres abrazarla, quieres envenanarla en culpa, quieres... no sabes que quieres.
Ella toma tu mano y la pone sobre su vientre. Es ahí cuando descubres tu deseo: protegerla, dejarla ignorante de tu pasado, hacerla feliz, sin importar la tuya propia.
Imaginas su corazón latiendo junto al tuyo, abrazados durante el frío invierno, corriendo entre el pasto en primavera, sobre la arena en verano, y saltando sobre las hojas en otoño.
La ves grande, pregúntadote de la vida, del amor, podrás compartir con ella lo que ahora sientes, lo que ahora eres...
Hay una parte de ti en ella... ¿no?

"Perdóname", esa palabra articulan tus labios y resuena en tu conciencia.
Sabes que ella nunca será tuya, nunca, es más, si ella quisiera podría sacarte de un soplido de su vida. Estás apostando todo, ¿y si pierdes?...¿matarás en nombre de ella?, ¿lloraras en su memoria?
Ella ya tiene dos almas que la guían, ¿una más?, pues eso es imposible... puedes ser un alma anexa, pero nunca tomarás el lugar de ellas. Son únicas, sangre de su sangre, ellas moldearon la suya, son prácticamente todo para ella.

En cambio tú, tú... Aguarda, busco la palabra adecuada, que no suene agresiva...
¡TÚ NO ERES NADA PARA ELLA!
y deberás entregar tu alma voluntariamente para lograr que ella tenga recuerdos tuyos, es un sacrificio gigante, tu naturaleza egoísta no te dejaría hacerlo, estoy seguro, aunque maldigas tu estirpe, su animal interior, así eres, y nada, ni siquiera este encuentro con el destino te cambiará...
El mal es potencial en las personas, tanto o más, como lo es el bien, aprende eso, te ayudará a entenderte...
Siempre serás un villano disfrazado de héroe, porque eres así, las almas que te forjaron eran así, y es una cadena, ¿Te crees tan poderoso de romper el destino que yace escrito en piedra?
¿Estás diciéndome que estarías feliz de condenar tu alma, por verla sonreir a ella?
¿Eso pretendes decir?
Sucio humano, no sabes nada...
Ésto fue sólo un encuentro casual con tu vida, ahora verás tus límites, y te odiarás, porque tu alma no corresponde a tu instinto, alguien erró el asignarla a este cuerpo... y ese alguien, lo conoces mejor que a ti mismo..."

domingo, 29 de mayo de 2011

Dos meses y dos horas; La Anécdota


"..."

Casi se cumplían dos horas de atraso, pero estaba seguro de que ella lo esperaba con ansías.
Se habían conocido por medio de la web hace un tiempo atrás, pero se habían reunido una vez antes de ésta. No significaba gran cosa para él, sólo una anécdota en su vida.

Estaba más interesado en conocer el secreto que guardaban sus tristes ojos.
Aún llevaba en su memoria esa mirada del primer encuentro, aquel sábado, ese sábado de Abril...

Dos semanas después, la historia se repetía ante él. Pero trató de que, en esta ocasión, hubiese un detalle: una hermosa rosa roja, envuelta en un apresurado plástico, y una cinta de regalo de tono suave.
Había planeado el momento de la entrega del presente; la repasaba en su mente siempre que podía. Quería que fuese especial, innolvidable para ella.

Sonó el teléfono móvil.
Lo sacó de su chaqueta y observó la pantalla: Era ella.
Llamaba por enésima para saber dónde estaba y cuánto más debía esperar por su cita.
Observó el techo del vagón y sin pensarlo, le mintió, agregándole estaciones a la falsa oración.

Se oyó aliviada, sin saber que la separaban no menos de viente minutos de sus brazos.

De un reflejo automático, guardó el teléfono. Comenzó a mirar a las personas que lo acompañaban en el viaje, que por coincidencia o por el destino, compartían el vagón.

Todas iban abstraídas en sus vidas, en sus mundos personales.
Sin darle importancia, fijó su mirada en el paisaje que le ofrecía la ventana del tren: la gris ciudad iluminada por el sol.

Se perdío en sus pensamientos; recordó melodías, personas, sabores y fragancias.
Recordó aquellos ojos, y el momento en que decidió emprender este viaje ...

De pronto sonó el altavoz, y el conductor anunció la llegada al andén de su destino.

Camino hasta las puertas del vagón, y pudo verla, sentada, pacífica, pero atenta a a llegada del tren.
El tren se detuvo, y sus ojos se posaron en el rostro de la joven que lo esperaba.

No pasó nada. Las puertas no abrieron.

Apoyó sus manos en el cristal, y alcanzó a divisar como el rostro de ella, tan sereno, se transformaba en una mueca de sorpresa y horror.

Su corazón se detuvo una milésima de segundo, lo sintió.
Cerró los ojos, y al abrirlos la puerta esta abierta.

Ella no estaba.
El andén vacío frente a él.

El tren se marchó del andén, dejándolo solo.

Confundido, metió la mano al bolsillo de su chaqueta para buscar su teléfono móvil; marcó el número de su cita, pero no hubo respuesta del otro lado.

Se asustó. Miró a todos lados; no estaba.
Bajó las escaleras, hacia la salida del andén, y encontró las calles desiertas.

Silencio.
Avanzó lento por la acera, hasta la parada de buses, y notó que un bus se acercaba lentamente.
Se detuvo justo frente a él, y vió como la joven subía a él.

Era imposible, pero sus piernas no lo pensaron más, y corrió hasta ella.
Gritó su nombre. Ella parecía distante.
Cuando estaba por alcanzar la puerta, ésta se cerró justo delante de él.
Frenó en seco, pero de inmediato las puertas volvieron a abrirse, rechinando.

El joven subió y notó que no había conductor ni pasajeros. Completamente vacío.
No estaba ella.

Se sintió perdido y cayó al piso rendido. Golpeó con los puños el frío plástico de un asiento, hasta sentir la tibieza de la sangre correr por su brazo.

¿Dónde estaba?
¿Dónde estaban todos?
¿Dónde estaba ella?

¿Cuál era el secreto tras la última expresión en su infantil rostro?

Las lágrimas comenzaron a salir sin aviso.

El motor se encendió. Se cerraron las puertas, y como un fantasma, el bus, comenzó a avanzar por las calles de la ciudad.

No entendía nada; todo escapaba de su razón.
Se sentó en el piso, tomó las rodillas entre sus brazos, y levantó la mirada al cielo; aquel cielo que no había perdido su azul, su hermoso azul.
Le trajo algo de paz, y se mantuvo así, mientras las lágrimas se secaban lentamente en sus mejillas.

Un brusco movimiento lo sacó del letargo.
El bus se había detenido. Quedó tendido en el suelo. Oyó como las puertas se abrían.
Giró rápidamente la cabeza y la vió. Ella bajaba delicadamente del bus por la puerta posterior.
Un gritó ahogado escapó de su boca, pero no alcanzó a tocarla.

Desesperación.
Saltó hacia la puerta, reviso la calle.
No estaba ella.

El bus cerró las puertas trás él, quedando en silencio.

Caminó hasta el edificio frente a él: El hospital.

El vacío le daba un aire lúgubre a la entrada.
Sintió un ruido a su lado, volteó y creyó ver una sombre tras los árboles que descansaban a los costados.

Sintió otro ruido; La puerta principal estaba cerrándose, dejando ver como la silueta de la joven entraba al hospital.

Aceleró el paso, y colocó su mano en la fría manilla de la puerta. Empujó y entró.

Un blanco cegador, fue lo único que logró divisar en la iluminada estancia. Un escalofrío recorrió su espalda, desde el cuello hasta la última vértebra. No era buena idea.
Pero no estaba seguro donde iba, sólo quería verla otra vez, y poder decir: Perdón, aquí estoy...


Caminó por el pasillo principal hasta la sala de espera, donde había mucha gente sentada, o lo que parecía ser personas.
Más bien parecían almas olvidadas. Sin expresión.
Se acercó a una mujer, pero el miedo lo obligó a cambiar de parecer, y correr nuevamente por el pasillo.

El silencio invadía todo; Nunca había odiado tanto el silencio.

Quería que todo esto acabara ahora, porque o si no...

El ascensor al final del pasillo. Ahí estaba ella.
Las puertas se cerraban, ocultando su rostro a los lejos.

Inhaló, y sintió el aire golpear su cara mientras corría a alcanzarla.

Las puertas se cerraron, otra vez. Debió correr más rápido.
El indicador de pisos, se iluminó a medida que el ascensor subía.
Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Seis... Siete... y se detuvó ahí.

Apretó el botón, y las cifras descendieron rápidamente, hasta que el ascensor solitario se presentó frente a él, dispuesto a ser abordado.

Subió.
Levantó la mano y marcó el pequeño número Siete inscrito en la teclas del tablero.
Las puertas se cerraron, dejando olvidado el blanco pasillo.

¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que le mintió por teléfono, desde que observó el cielo por la ventana del tren, hasta ahora?

No podía borrar la expresión de la joven sentada en el andén de su memoria.

Siete...
Las puertas dejaron ver un pasillo igualmente blanco que el anterior, pero repleto de puertas.

Con miedo, salió del ascensor.
Miró a ambos costados, y logró distinguir una puerta, entra las muchas, que estaba semi abierta.
Avanzó suavemente, rezando para que todo acabese ahí.

No quería abrir más puertas, no volver a ver fantasmas ni apariciones.
Sólo quería oír su voz una vez más más...

Antes de entrar, inclinó un poco su cabeza y leyó el pequeño papel, puesto en una abertura en la puerta.

Su nombre.
Era imposible. Su nombre estaba escritó ahí.

Sintió el pecho apretado. Sus manos frías.
Terminó de abrir la puerta, y contuvo la respiración al ver la escena.

Ella lloraba junto a la cama donde descansaba él...
¿Él?, ¿Yo? ... ¿Cómo?

¿Quién era?
No podía serlo; estaba lleno de vendajes y tubos conectados a bolsas de suero y demases.
Su aspecto era lamentable, totalmente desfigurado y obseno.

Dudó.
Extendió su mano, y cuando la joven volteó su mirada hacía la puerta, se quedó inmóvil.

Silencio, pero acompañado de sus ojos.
Por fin los volvió a ver; aquellos ojos que escondían algo.

La joven se levantó y miró por la ventana. El cielo azul, tal como lo recordaban.
Comenzó a llorar mientras apoyaba su frente en el vidrio.

Trató de armar una frase para calmarla, pero nunca salió de su boca llena de silencio.

Dejó a la joven en la ventana, y volvió su vista a la repisa junto a la cama.

La recordaba. Era suya; La rosa.
Pacíficamente sobre un paño blanco, reposaba el detalle.
Se acercó y tocó el pequeño pétalo que por poco se desprendía de la flor; no sintió nada.

Guardó su mirada, y no expiró el aire.
Entendió el frío, el silencio, el vacío.

No estaba ahí.
Entró en pánico, pero escuchó la última frase de la joven, que volvió en sí, y le hablaba a él tendido en la cama.

"Te esperé dos meses y dos horas; nunca llegaste. No puedo más, perdóname, adiós."

Tomó las manos del joven entre las suyas, le dió un ligero toque con sus labios, y abandonó la habitación.

Silencio; pero ahora lo asumió como propio.
Era su nueva lengua nativa; no volvería a hablar otra nunca más.

Una lágrima cayó por su rostro, y pudo verla reflejada en él que yacía postrado.
Se despidió, y contempló por última vez el cielo, pensado en ésta, la última anécdota en su vida.

"..."

sábado, 14 de mayo de 2011

Dulce agonía: Bienvenida otra vez, ésta es tu casa ...



Casi planeado,
casi predeterminado, casi perfecto...
Todo desemboca al mismo sentimiento de aquella tarde Octubre, cuando perdí un trozo de mi alma, y se fue en el pecho de una mujer, la primera, y quizás la única que me hizo conciente de los latidos de mi corazón.
Saboreo el amargo de mi boca, después de tus palabras.

Me siento robado, pero feliz.
El cielo nocturno vacío, silencioso, donde solo se escuchan mis lamentos y mis acordes.
La mujer que creía muerta, acaba de resucitar, y frente a mi nariz, se va con otro, deseando ser feliz y entendida, querida y escuchada.
¿Es que acaso no fue lo suficientemente Lobo para tí?, o quizás no querías un Lobo, sólo una pareja. Alguien que llenara el espacio a la derecha de tu cama, y juntara sus pies junto a los tuyos durante las frías mañanas de Mayo.

- MUÉSTRATE COMO ERES!! -

Se acabó!
La agonía no es bienvenida!

Yo soy el que llenará ese espacio y dará calor a tus pies.
Seré yo quien te llame por tu nombre al caer el alba.
Seré yo quien te canté al dormir, tarareando esa melodía indescifrable que sólo tu conoces.

Seré yo quien te haga feliz.

No necesito ese sentimiento, tengo uno nuevo: LUNA
Lo acabo de inventar y qué?

Nadie define los sentimientos como tales, y lo que siento hoy, no tiene definición ni significado.
Sólo tiene dueña y nombre: ELEONOR

La dama que me devolvió el trozo de alma que creí perdido mucho tiempo.
La que llenó el cielo con su luz y dirige mis latidos.

La que borró la "V" en mi frente y plantó su semilla en mi garganta.

¿Quién necesita lamentos, cuando puede tener risas?
¿Quién necesito sentir el pecho apretado, cuando puedo sentir el corazón en las nubes?
¿Quién necesita ocultar tras las sombras sus manos, si en ellas sólo hay felicidad para dar?

Valentía ahora necesito de tí, dirige mi caravana hacia la batalla.
Tengo mis armas listas, y como dijo mi maestro : "el ganador crea las oportunidades, no las busca..."

Confieso que tengo miedo, aún involuntariamente busco el dolor, para saciar mi pecado, y llenar ese espacio que espero completar con amor.

Me inspira el dolor, me hace abalanzarme sobre mi guitarra y escupir acordes, vomitar letras venenosas. Herirme los dedos con el filo de las cuerdas, y desgastar mi voz sin motivo.

Pero así es todo, es lo que pienso y digo.
Sé que en tu mundo, sólo soy el alfil junto de ti, la Reina. No soy correspondido por ese sentimiento que profesan mis palabras, ese sentimiento que sudan mis manos nerviosas.

Yo seguiré en pie, dame tiempo por favor. Seguiré tras tus pasos, pero dame aire por favor.
No perderé de vista mi norte, pero déjame rastros e tu camino por favor.
No quiero ir en una carrera ciego y con las manos vacías; volveré,
Sólo te pido, que en 28 días más, mires bajo el árbol que nos unió...
Si me ves, tómame y no me dejes marchar, pero si no estoy
avanza sola...

La razón?
Aprendí a vivir con esto en mi pecho, aprendí a controlarlo, y aprendí que el cielo nocturno vacío puede ser más hermoso que cualquier otro ...