"..." Y así te prometo, que nada cambiará.
Claro, una frase común que seguramente hemos escuchado muchas veces de alguna persona cercana, o no mucho.
Una paradoja absurda que tiene su origen en la comodidad de la rutina y la costumbre.
No arriesgarse a generar el cambio, sólo ser un espectador.
A veces ni siquiera lo notamos y dejamos pasar detalles por alto, soportamos situaciones y problemas sólo a la espera; una conformidad venenosa que corrompe en culpa nuestras entrañas.
Hoy me dijeron: "¿Por qué no lo hiciste antes?"
Pensé en responder "miedo", o quizás algo más neutral y menos comprometedor, como "no era el momento". Ciertamente lo sentí así, personalmente me parecía que estaba tan cómodo en mi trono que no sentí la necesidad de cambio, de que mis palabras fueran los engranajes de un mañana distinto.
Esto fue a nivel personal, pero también sucede a nivel sociedad, de cultural conformistas y espectadors, que se escudan en la frase "Que otros lo hagan, yo no puedo"
Quizás están en todo su derecho de hacerlo, es una opción la pasividad. Pero tiene un alto precio: la culpa.
Yo me declaro culpable, lo asumo y me duele.
Partí una carrera confiado en mi habilidad, pero sin contar con la rapidez de otros.
Me sentí ganador de un principio, antes de la señal de partida, antes si quiera de saber si había una meta.
Error, lo asumo también.
Pero creo que en mi caso, el tiempo dirá lo mejor para todos, dos semanas no es una muestra válida en una estadística o para comenzar a sacar conclusiones, sería prematuro, apresurado, y particularmente, en esta situación, requiero tiempo.
Ella es un tesoro, que yacía escondido en la profundidades, que compartí y perdí. Arrebatado frente a mi.
Suele pasar, no seré nii primero ni último, claro eso está.
Pero se acabaron las canciones impersonales y esos versos construidos por rápidos dedos en un afán de sobresalir, ¿Para qué?
Como dijo otra persona hoy: "Una pa los víos"
Tal cual, ¿excéntrico?, más bien, preciso en cierto modo.
Así que nada más.
Siempre los contratos tienen letra chica, por desgracia, no leí el mío a cabalidad, y perdí.
Es una anécdota graciosa, con tintes de drama y teleserie venezolana.
Algo típico de un domingo cualquiera en la vida de un joven normal que vive tranquilamente esta mundana vida.
Simple, fácil y rápido.
Sólo una anécdota más en esta partida de ajedrez.
Me siento como aquel alfil relegado.
Quiero de banda sonora aquella canción de un simpático chascón, la cual dice:
"Tú eres la Reina que dejó a su Rey por un Alfil"
Estoy ansioso, quiero ver como termina todo.
Yo ya hice mi movimiento...
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